Las puertas de nuestra Parroquia se han abierto, el silencio reina en la calle, ni las golondrinas han despertado todavía cuando nuestro Señor asoma por la puerta del templo, solo se oye el crujir de la madera, o el respirar del costalero, al esfuerzo de subir el trono del brazo al hombro.
El silencio se rompe por el sonido del tambor y la voz del capataz, aplausos generales por el esfuerzo. Jesús esta en la calle, avanza para el primer encuentro.
Detrás sale la Verónica para limpiarle a Jesús su rostro, sus costaleras la llevan en la fría mañana a la espera del encuentro.
Ya sale la madre, la Dolorosa, en busca de su hijo que camina al calvario, sus encuentros son los nuestros en nuestra vida.
Tus costaleros te sacan rozando con sus manos el suelo para engrandecer tu vistosidad, la majestuosidad de una madre, la madre.
Este año como muchos sabemos el capataz de Jesús D. Eulalio Caravantes por un accidente laboral no pudo salir en ninguna procesión.
Su puesto lo ocupo el Vicepresidente de la Hermandad D. Jesús Miguel Casas. Me hubiera gustado ver sus ojos debajo del capillo cuando estaba enfrente de el, el Jesús que tantos años ha llevado en hombros como costalero suyo. Un momento hecho realidad, una ilusión, que seguro nunca llego a imaginar pero que hay esta, por lo que sea, enfrente de el, mandando, dando las ordenes que tantas veces el a escuchado de otros capataces, seguro que en que mucho quisiera escribir jamas llegaría ha explicar tus sensaciones, como lo has vivido, seguro estoy que has disfrutado como un niño.
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